La comarca de la Axarquía aparece actualmente muy bien definida por un paisaje agrario de fuertes contrastes y que es el resultado de la combinación de tres importantes elementos: orografía, vegetación residual y actividad humana (especialmente agrícola). Está compuesto por un sinfín de pequeños valles, arroyos profundos y lomas abarrancadas en las que crecen y se desarrollan las viñas de la variedad moscatel junto a la vegetación natural, y donde los lagares y paseros diseminados terminan de constituir la singularidad de un paisaje único.
Lagares y paseros
Los paseros están acompañadas por una serie de construcciones, los lagares, que a modo de cortijos sirven de alojamiento a las familias y animales que se trasladan al campo en la época de vendimia y asoleo. La arquitectura de los lagares y de todas las estructuras que lo componen, es un ejemplo de evolución y acomodo a las necesidades y características de la zona y del sistema de producción. Las características propias del terreno y del cultivo han favorecido, desde muy antiguo, ese paisaje de casas diseminadas, casi aisladas, con su arquitectura específica.
En tiempos de vendimia y trabajos de pasificación las familias tradicionalmente se han desplazado desde el pueblo al “lagar”. Es una vivienda situada en el campo que se utiliza para vivir en ella durante ese periodo y para poder realizar en proximidad los trabajos de asoleo y selección de pasas. La tipología del edificio puede ir desde las simples cuatro paredes y un techo, hasta una construcción en la que se ha incrementado el número de estancias conforme ha ido creciendo la explotación y los beneficios. Los materiales y las técnicas constructivas han ido cambiando con los años, pero básicamente las estancias actuales son las mismas que antaño, con la incorporación de cuartos de aseo y dormitorios individuales y minimizando las estancias destinadas a los animales.
En los aledaños del lagar se encuentra el pasero o “toldo”, donde se tiende la uva al sol con el objeto de deshidratarla, para obtener vinos dulces o pasas. Se construye en pendiente, siguiendo el desnivel del terreno y orientado al sur (a la solana) con el fin de que la uva reciba el mayor número de horas de sol posible. En los lados exteriores están las “calles” donde se habilitan unos puntos de enganche o estacas para atar el toldo, que en caso de lluvia o exceso de humedad o de sol, se extenderá a modo de tienda de campaña, a lo largo de todo el pasero.