El pasero es el otro elemento constructivo fundamental del paisaje rural de la Axarquía, asociado siempre a la existencia de un lagar. Se trata deconstrucciones en tierra, orientados a la salida del sol y con una importante inclinación, con el fin de aprovechar al máximo las horas de sol de los meses de septiembre y octubre, fechas éstas en las que se procede al asoleo de las uvas que de forma natural se transformarán en pasa. Protege a la uva de la lluvia y del sol excesivo durante el proceso de pasificación.
¿Cómo es un pasero? Es una porción de tierra pizarrosa limpia de hierbas y de forma rectangular de unos 4 metros de ancho por unos 12 de largo que está situado en una ladera solana y aislado del viento, tiene una pendiente uniforme, y está levantado 10-15 cm de los pasillos o calles que lo delimitan. Posee un cabecero triangular en su parte superior, donde se pliega el toldo propiamente dicho.
A cada lado de los paseros se disponen las calles, pasillos de entre 40 y 60 cm de cota inferior al pasero, que posee unas estacas de caña o acero para poder sujetar los toldos cuando estos se extienden por exceso de sol o por lluvia. Las calles actúan como caminos para el desagüe del agua de lluvia, pudiendo ser de tierra compactada, pizarra u hormigón.